Artículo tomado de la pagina: http://www.psicolink.com/ , Lic. Inés Susana Fragassi
En nuestros tiempos modernos es común que se hable de depresión, englobando a la "depre" que mencionan los jóvenes hasta la depresión como entidad nosográfica identificable.
Lo cierto es que, más allá del uso del vocablo, existe una enfermedad psíquica, absolutamente identificable que se denomina depresión.
En la vida del ser humano, existen avatares que lo exponen a situaciones de cambio y pérdida, y que muchas de estas circunstancias, junto a características personales -constitucionales y vivenciales- generan en los individuos estados de depresión.
Muchos de estos estados no llegan a consolidarse en una depresión sino que se procesan en forma de duelo y aflicción, fenómeno normal y conocido por todos, que consiste en un displacer, una tristeza caracterizada por la disminución de la impulsividad reaccional y la adopción de una actitud pasiva del sujeto momentánea que sucede a la pérdida de seres amados y equivalentes. Estas manifestaciones se irán modificando conforme transcurra el tiempo y las circunstancias internas y/o externas lo favorezcan.
En tanto en la depresión coexisten grandes alteraciones del funcionamiento psíquico y somático, propias de un síndrome, y por lo tanto de una enfermedad, no remitiendo con el paso del tiempo. Este tipo de cuadro se lo conoce con el nombre de depresión reactiva, ya que es "una reacción" posible aunque no exitosa, ante la pérdida de un objeto de amor, ya que además de comprometer aspectos físicos y psicológicos, aparecen sentimientos de culpa, auto reproche y disminución de la autoestima.
Por el otro lado, existe otra forma de depresión que se la conoce como endógena, cuyos síntomas no responden a situaciones de pérdida real, el sujeto no sabe de que se trata, siendo los causales desencadenantes desconocidos para el individuo que la padece. En este tipo la retracción del mundo externo es casi total, surgiendo sentimientos de desesperanza absoluta respecto de la existencia. Si bien estos cuadros no son los más usuales, su aparición merecen la especial urgencia en el tratamiento adecuado.
Sobre las depresiones reactivas, los tratamientos psicológicos resultan ser exitosos, mucho más cuando se requiere a los inicios de la sintomatología, posterior a un correcto psicodiagnóstico, en tanto las depresiones endógenas, deben en casos complementarse con terapéuticas psicofarmacológicas.
De todos modos, lo importante, ante cualquier duda, es consultar a tiempo.
Lo cierto es que, más allá del uso del vocablo, existe una enfermedad psíquica, absolutamente identificable que se denomina depresión.
En la vida del ser humano, existen avatares que lo exponen a situaciones de cambio y pérdida, y que muchas de estas circunstancias, junto a características personales -constitucionales y vivenciales- generan en los individuos estados de depresión.
Muchos de estos estados no llegan a consolidarse en una depresión sino que se procesan en forma de duelo y aflicción, fenómeno normal y conocido por todos, que consiste en un displacer, una tristeza caracterizada por la disminución de la impulsividad reaccional y la adopción de una actitud pasiva del sujeto momentánea que sucede a la pérdida de seres amados y equivalentes. Estas manifestaciones se irán modificando conforme transcurra el tiempo y las circunstancias internas y/o externas lo favorezcan.
En tanto en la depresión coexisten grandes alteraciones del funcionamiento psíquico y somático, propias de un síndrome, y por lo tanto de una enfermedad, no remitiendo con el paso del tiempo. Este tipo de cuadro se lo conoce con el nombre de depresión reactiva, ya que es "una reacción" posible aunque no exitosa, ante la pérdida de un objeto de amor, ya que además de comprometer aspectos físicos y psicológicos, aparecen sentimientos de culpa, auto reproche y disminución de la autoestima.
Por el otro lado, existe otra forma de depresión que se la conoce como endógena, cuyos síntomas no responden a situaciones de pérdida real, el sujeto no sabe de que se trata, siendo los causales desencadenantes desconocidos para el individuo que la padece. En este tipo la retracción del mundo externo es casi total, surgiendo sentimientos de desesperanza absoluta respecto de la existencia. Si bien estos cuadros no son los más usuales, su aparición merecen la especial urgencia en el tratamiento adecuado.
Sobre las depresiones reactivas, los tratamientos psicológicos resultan ser exitosos, mucho más cuando se requiere a los inicios de la sintomatología, posterior a un correcto psicodiagnóstico, en tanto las depresiones endógenas, deben en casos complementarse con terapéuticas psicofarmacológicas.
De todos modos, lo importante, ante cualquier duda, es consultar a tiempo.
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