Muchas personas se preguntan si la
autoestima es la consecuencia de nuestros buenos resultados o si nuestros
buenos resultados se producen (en parte) por nuestra autoestima. En otras
palabras, qué es primero, quererse a sí mismo para obtener la autoconfianza que
nos conduce a buenos resultados, o buscar buenos resultados para mejorar
nuestra evaluación que hacemos de nosotros mismos y con ello, querernos
más.
En el mundo laboral actual el ser humano está
expuesto a condiciones cambiantes, presiones, retos, conflictos y
muchas otras situaciones que encierran un factor bastante influyente sobre la
autoestima del mismo y donde a su vez el carácter y
la personalidad del individuo condicionan los logros y fallas que inciden en
los resultados esperados en cualquier empresa o
negocio, de allí la importancia de estudiar este componente de la
personalidad del individuo.
Para favorecer el desarrollo de una buena autoestima se puede contribuir al facilitar alternativas con objetivos acordes a las capacidades y nivel de desempeño de los trabajadores. Esto significa que para contribuir positivamente en la autoestima de los trabajadores es necesario ver que las exigencias y metas que se les demandan sean acordes a sus aptitudes y capacidades para no someterlos a trabajos donde su rendimiento sea negativo por falta de preparación y no de capacidad, en todo caso si la persona se siente apta para aprender algo nuevo la empresa puede fortalecer esa actitud mediante capacitaciones que mejoren su rendimiento.
Cuando una persona obtiene su empleo se
siente motivada por el hecho de haber sido elegida como apta para desarrollar
la tarea que requiere el puesto al que aspiró y ha sido asignado; sin embargo
este sentido puede cambiar de acuerdo a los estímulos que del entorno laboral
reciba el trabajador y de qué tan sólidas son las bases de la autoestima que
posee.
Si
alguien es constantemente avergonzado en su puesto de trabajo, sobre todo
frente a todos sus demás compañeros, sin reconocer nunca los logros alcanzados
se desarrollará una actitud negativa
hacia el trabajo y la empresa,
que hacen que en lugar de sentirse parte de la razón de ser de la misma se
sienta excluida de ella con lo que cada día se sienta con menor valor por estar
en un lugar donde no puede desarrollar su potencial y esto afectará su
rendimiento negativamente.
En
lugares como plantas de producción los
trabajadores además de estar influenciados por factores del ambiente que los
hacen adaptarse o no más fácilmente a sus tareas, están sometidos a presiones
de llegar a producir una meta determinada y condicionados a no cometer errores;
cuando uno de estos ocurre y el supervisor lo descubre debe guiar al trabajador
para hacerle ver que él es capaz de corregirlo y de hacer una producción con
cero defectos, pero si se le reprende a gritos y con ofensas se sentirá con
falta de confianza en si mismo que le ocasionará inconscientemente seguir
cometiendo los mismos errores y que lo harán perder confianza en sus
capacidades, actuando por temor u obligación y disminuyendo su autoestima. Esto
se traduce no sólo en áreas de producción de bienes sino
también para áreas administrativas donde se planea mucho el futuro de las organizaciones.
Enfocado
al trabajo, se nota que una persona que está en un ambiente laboral armonioso y
con condiciones adecuadas para su trabajo se le ve más dispuesto, conforme con
su trabajo y lo hace sentirse valorado; mientras quien debe trabajar en un
ambiente descuidado, en malas condiciones y con un régimen represivo se observa
insatisfecho, tiene problemas para
concentrarse y aumenta los errores, su autoestima es disminuida por no sentirse
valorado ni tomado en cuenta.